Reto para la docencia: ¿se aprende realmente más de los errores advertidos?
“Sólo a fuerza de errores se toma conciencia del error, y se aprende a pensar”. Hace ya bastantes años, cuando descubrí este aforismo de María Zambrano, no vi en él sino un refrendo de una arraiga convicción adquirida a lo largo de mi experiencia docente. De hecho, la recogí como cita inicial en algún texto de ejercicios, y se incorporó al conjunto de principios y criterios metodológicos de Edufinet. Se concebía como una invitación a abordar cuestiones y problemas prácticos a fin de encontrar una solución, sin temor a incurrir inicialmente en posibles errores. Cuando se comete un error significativo, es bastante probable que se tenga en cuenta ante una situación futura similar o, al menos, para estar alerta respecto a las implicaciones de las respuestas que se vislumbran en una primera impresión.
Ahora bien, en un artículo reciente de Tim Harford se incluyen diversas consideraciones y referencias acerca de los efectos de los feedbacks sobre el aprendizaje[1]: ¿qué es más efectiva para el aprendizaje, la retroalimentación de un fallo o la de un acierto?, ¿deberían ir dándose señales de las acciones que apuntan hacia un fallo y a un acierto?...
En general, las investigaciones académicas tienden a respaldar la tesis zambraniana. Como señalan Eskreis-Winkler y Fishbach[2] citando diversos trabajos, “los individuos reaccionan más fuertemente -psicológica, cognitiva, y emocionalmente- a los eventos negativos que a los positivos… en formas que razonablemente mejoran el aprendizaje. Por ejemplo, comparados con los estímulos positivos, los estímulos negativos propician una mayor atención y aumentan el procesamiento de información… Se desprende que las personas pueden prestar atención al fallo, procesarlo, recordarlo, y así aprender de ello -tanto o más de lo que aprenden con el acierto”.
Sin embargo, a partir de los resultados de diversos experimentos, Eskreis-Winkler y Fishbach cuestionan la anterior creencia, y sostienen que los individuos aprenden menos de un feedback de un fallo que de un feedback de un acierto. ¿Por qué el fallo socava el aprendizaje?, se preguntan. Porque el fallo implica un desafío al ego -señalan-, lo que hace que las personas desconecten.
[1] “Do you want the good feedback, or the back feedback?”, Financial Times, 11-1-2025
[2] “Not learning from failure-the greatest failure of all”, Psychological Science, vol. 30, 2019.